jueves, 24 de mayo de 2012

Un supermercado en California

Un supermercado en California
¿Qué pensamientos tengo de ti esta noche, Walt Whitman, porque yo caminaba por la
calles bajo los árboles con un dolor de cabeza consciente de sí mismo mirando la luna llena.
En mi hambrienta fatiga, y la compra de imágenes, entré en el fruto de neón
soñando con tus enumeraciones!
¡Qué duraznos y qué penumbras! Familias enteras de compras por la noche! pasillos
completa de los maridos! Esposas en los aguacates, bebés en los tomates! --- Y,
García Lorca, ¿qué estabas haciendo tú allá abajo junto a las sandías?
Te vi, Walt Whitman, sin hijos, edad Grubber solitario, hurgando entre la
carnes en el refrigerador y mirando a los muchachos de las verduras.
He oído que hacer preguntas de cada uno:
¿Quién mató las chuletas de cerdo?
¿Qué precio los plátanos?
¿Eres mi ángel?
Yo entraba y salía de las pilas de brillantes de latas siguiéndote, y
perseguido en mi imaginación por el detective de la tienda.
Caminamos a grandes zancadas por los abiertos corredores juntos en nuestra cata de lujo solitario
alcachofas, poseyendo todo tipo de delicias congeladas, y nunca pasar a la cajera.
¿A dónde vamos, Walt Whitman?
Las puertas se cierran en una hora.
¿En qué dirección esta noche el punto de tu barba?
(Toco tu libro y sueño con nuestra odisea en el supermercado y me siento absurdo.)
¿Caminaremos toda la noche por las calles solitarias? Los árboles añaden sombra a
sombra, apagar las luces en las casas, vamos a estar solos.
¿Vamos a pasear soñando con la perdida América del amor azul automóviles del pasado en
caminos de acceso, el hogar de nuestra cabaña silenciosa?
¡Ah, querido padre, barba gris, solitario y viejo maestro de valor, lo que Estados Unidos hizo que
encontraste cuando Caronte salir de polarización a su barco y salió en un banco de fumar y
se quedó mirando cómo desaparecía el bote en las negras aguas del Leteo?
Allen Ginsberg

sábado, 19 de mayo de 2012

esperanza y amor


Esperanza y Amor

Durante todo el invierno la garza azul
dormía entre los caballos.
No lo sé la costumbre de las garzas,
no lo sé si el hábito solitario
es su forma,
o si lo escuchó a alguien que falta -
sin saber siquiera eso fue lo que hizo -
en el soplado sonidos en la oscuridad.
Yo sé que la esperanza es el más difícil
amor que llevamos.
durmió con su largo cuello
doblada, como una carta guardar.

 Jane Hirshfield

(La vida del Corazón)